CONTINGENCIA

Nombre: Renee

lunes, septiembre 25, 2006

GP II

¿Serás mi amor contrariado, o tan sólo el impulso de mi gen de la puteria? ..............................................

miércoles, septiembre 20, 2006

El gen de la puteria I

Advertencia: No apto para familiares ni feministas......


Últimamente me he visto queriendo vestir con medias negras, bufanda a cuadros y minifalda azul, o siendo Violeta en New York, o Eva tomando el sol, o saliendo a cazar en celo. Las imágenes son infinitas y he querido pensar que ello es debido a mis experiencias personales, a mis causas sociohistóricas y al contexto cultural, (como gustan llamarle los antrópólogos) Pero platicando con mi tía abuela me dio ciertos indicidos para pensar que es una cuestión más natural que cultural, aunque los antropológos berreen y que quede claro que el boitas es prueba de mi inclinación teórica, esto del gen sería más comprensible si él se llamara Taylor, Morgan o Sigmund. Pero bueno, sigamos con esta cuestión más posmoderna.

Hace unos días platicaba con Martita (mi tía abuela materna de casi ochenta años) sobre sus años mozos, y verdaderamente me di cuenta de que todas las mujeres de la familia, han vivido amores contrariados.

Cuenta que su mamá, o sea, mi tatarabuela, de nombre Hermelinda, se juntó con su "primer marido" a los 17 años, éste le ponía semejantes golpizas cada tarde, que ella optó por subirse al árbol que estaba frente a su casa y bajaba entrada la noche cuando él por fin se había dormido..... Harta de tanta golpiza sin motivo, lo abandonó y se fue a vivir a Zacualpan, Edo. de México, donde tuvo la suerte de ser acogida por una solterona acaudalada, que vivía frente a una pareja que no podía tener hijos.
De balcón a balcón sugió el enamoramiento y de ahí tres críos producto del marido sin descendencia y mi tatarabuela. Decidieron escaparse a Cuernavaca y vivieron felices hasta que el tatarabuelo se cortó un callo con la navaja sin saber que tenía azúcar y poco a poco se fue pudriendo en vida.

Mi abuela Dolores, cuentan que era sumamente alegre, bailadora y extremadamente pelada. Conoció a Eduardo Guerrero, alto, delgado, blanco, buenmozo y de buena familia, quién la visitaba en la casa familiar y le dejó un recuerdo bello que se llama Ana, las visitas dejaron de darse pues la madre de Lalito no quería a mi Lolita.

Después conoció a Antonio Rodríguez, un costeño fornido, oscuro y varonil, que también la visitaba y que también le dejó un fogoso recuerdo, llamado Berta, y como buen amor contrariado acabo por irse....................por suerte, sino, está historia no existiría.

Pasó el tiempo y el hermano de Dolores, Bernardo, o sea, mi tío abuelo, borracho desde los 14 años, con una vida como la de Nicolas Cage en Living las Vegas, pero a la mexicana de los cincuenta (o sea en pulquerías, donde seguramente tuvo que encontrarse con Chavela, o en la acera perdido gracias al alcohol del 96, o si bien le iba con aguardiente) fue encerrado por robarse un diablito del mercado y gracias a este hurto menor, Dolores conoció a " El Cubano" preso por producción y tráfico de estupefacientes, atrapado en la ciudad de México cuando el laboratorio clandestino que tenía con su hermano, Armando, explotó. Mi abuelo era relaciones públicas y su hermano era el científico, que murió haciendo lo que más quería: cocaína.

Este amor entre rejas tuvo su luna de miel en las Islas Marías y a su regreso, Don Ramón siguió teniendo como residencia, la mejor crujía de Acapatzingo, además, gracias a su habilidad en relaciones públicas, podía salir los fines de semana escoltado a la casa de Dolores, quién cada domingo asistía a su pasión: las luchas y después recibía sus visitas conyugales.

La historia continuará......

martes, septiembre 12, 2006

Por el SamBoas, La cuca, El oso, Karenin y Nanilka

Muchas veces me he preguntado si nunca podré amar a un hombre como a mi perro............. El Boas recibe todo mi cariño, podrá en algún momento hacer travesuras y tengo que molestarme, pero mi enojo no dura más de unos minutos y vuelvo a acariciarlo. He pensado que mi eterno cariño se debe a que él es mío y que es mi resposabilidad. Por ello, he llegado a tener la absurda idea de si quiero llegar a vivir con alguien para "toda la vida" tendría que verlo como una adquisición o un regalo, ya sea que "compre un hombre, o alguien me regale uno" (tal vez su mamá o la ex)

Pero leyendo La insoportable levedad, encontré algunas respuestas ante este amor inagotable hacia los caninos.
Kundera nos dice a través de las reflexiones de Teresa, que el amor entre un hombre y un perro es desinteresado, no lo educamos para transformarlo, sino para poder entablar una comunicación y tener una vida en común, señala también que el amor hacia el perro es voluntario, nadie nos fuerza a él. Y lo principal, el amor de un perro nos otorga el don del idilio, nadie más que él porque no ha sido expulsado del paraíso. En este amor no hay conflictos, no hay evolución. La vida de los perros es repetición, y dice Kundera:

"El tiempo humano no da vueltas en redondo, sino que sigue una trayectoria recta. Ese es el motivo por el cual el hombre no puede ser feliz, porque la felicidad es el deseo de repetir......."


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