Nombre: Renee

miércoles, septiembre 20, 2006

El gen de la puteria I

Advertencia: No apto para familiares ni feministas......


Últimamente me he visto queriendo vestir con medias negras, bufanda a cuadros y minifalda azul, o siendo Violeta en New York, o Eva tomando el sol, o saliendo a cazar en celo. Las imágenes son infinitas y he querido pensar que ello es debido a mis experiencias personales, a mis causas sociohistóricas y al contexto cultural, (como gustan llamarle los antrópólogos) Pero platicando con mi tía abuela me dio ciertos indicidos para pensar que es una cuestión más natural que cultural, aunque los antropológos berreen y que quede claro que el boitas es prueba de mi inclinación teórica, esto del gen sería más comprensible si él se llamara Taylor, Morgan o Sigmund. Pero bueno, sigamos con esta cuestión más posmoderna.

Hace unos días platicaba con Martita (mi tía abuela materna de casi ochenta años) sobre sus años mozos, y verdaderamente me di cuenta de que todas las mujeres de la familia, han vivido amores contrariados.

Cuenta que su mamá, o sea, mi tatarabuela, de nombre Hermelinda, se juntó con su "primer marido" a los 17 años, éste le ponía semejantes golpizas cada tarde, que ella optó por subirse al árbol que estaba frente a su casa y bajaba entrada la noche cuando él por fin se había dormido..... Harta de tanta golpiza sin motivo, lo abandonó y se fue a vivir a Zacualpan, Edo. de México, donde tuvo la suerte de ser acogida por una solterona acaudalada, que vivía frente a una pareja que no podía tener hijos.
De balcón a balcón sugió el enamoramiento y de ahí tres críos producto del marido sin descendencia y mi tatarabuela. Decidieron escaparse a Cuernavaca y vivieron felices hasta que el tatarabuelo se cortó un callo con la navaja sin saber que tenía azúcar y poco a poco se fue pudriendo en vida.

Mi abuela Dolores, cuentan que era sumamente alegre, bailadora y extremadamente pelada. Conoció a Eduardo Guerrero, alto, delgado, blanco, buenmozo y de buena familia, quién la visitaba en la casa familiar y le dejó un recuerdo bello que se llama Ana, las visitas dejaron de darse pues la madre de Lalito no quería a mi Lolita.

Después conoció a Antonio Rodríguez, un costeño fornido, oscuro y varonil, que también la visitaba y que también le dejó un fogoso recuerdo, llamado Berta, y como buen amor contrariado acabo por irse....................por suerte, sino, está historia no existiría.

Pasó el tiempo y el hermano de Dolores, Bernardo, o sea, mi tío abuelo, borracho desde los 14 años, con una vida como la de Nicolas Cage en Living las Vegas, pero a la mexicana de los cincuenta (o sea en pulquerías, donde seguramente tuvo que encontrarse con Chavela, o en la acera perdido gracias al alcohol del 96, o si bien le iba con aguardiente) fue encerrado por robarse un diablito del mercado y gracias a este hurto menor, Dolores conoció a " El Cubano" preso por producción y tráfico de estupefacientes, atrapado en la ciudad de México cuando el laboratorio clandestino que tenía con su hermano, Armando, explotó. Mi abuelo era relaciones públicas y su hermano era el científico, que murió haciendo lo que más quería: cocaína.

Este amor entre rejas tuvo su luna de miel en las Islas Marías y a su regreso, Don Ramón siguió teniendo como residencia, la mejor crujía de Acapatzingo, además, gracias a su habilidad en relaciones públicas, podía salir los fines de semana escoltado a la casa de Dolores, quién cada domingo asistía a su pasión: las luchas y después recibía sus visitas conyugales.

La historia continuará......

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Tienes que terminar la historía no nos puedes dejar picados

Atte Denisse y Victor

8:58 a.m.  
Blogger Renee said...

Nunca dejamos de escribirlas...

Pensé que sería una cuartilla más, pero veo que la historia apenas comienza a escribirse...

Gracias



Pd. quiénes son?

12:59 a.m.  

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